Para un Cazador de Brujas nadie está libre de sospechas y desconfían de todos los que le rodean, incluyendo a sus más cercanos. Estos son entrenados para reconocer la más mínima presencia mágica, alteración del mundo racional o corrupción de la oscuridad y que al descubrirlos tendrán que enfrentarse a su pistola o a su implacable mandoble. Aún así, su presencia es bien recibida allí donde son necesarios, batallas en las que la magia oscura de malvados nigromantes se hacen con el control de la situación, poblados con brujas que hacen y deshacen a su voluntad o en profundas mazmorras en las que un Liche protege tesoros escondidos.
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